En cualquier época del año, Madrid está hasta los topes de gente. Es un epítome de urbe desquiciada y un epitafio para la tranquilidad. Esta es muy opinión general y negativa de Madrid, opinión que puedo tener con más derecho que cualquier otro "madrileño" que no tenga tantas generaciones de antecesores madrileños como yo, y son unas cuantas; de hecho no podría formar un club numeroso de madrileños de pura cepa y pura cuna.
Así que me voy a contradecir y voy a poner aquí algunas estampas de Madrid que no sean la típica urbe. A veces va uno por aquí o por ahí y puede abstraerse por algunos momentos y pensar que está en un sitio casi vivible, incluso agradable. Veamos.
Paseos desiertos.
Flores solitarias.
Y más flores solitarias...
28 de julio de 2008
El inmenso trasiego urbano
Suscribirse a:
Entradas (Atom)